viernes, 27 de abril de 2012

Las batallitas de Dulce IV - ¿Rosa Mari, esa de ahí es tu abuela?

Hobbys: Se me había olvidado mencionar este hobby de mi abuela tan particular, (menos mal que ya no lo pone en práctica) es nada más y nada menos, que ridiculizarnos en público.

Con la llamada "edad del pavo" empecé a salir con mis amigas y claro, era el tiempo del tonteo con los niños.
Todos los fines de semana yo me preparaba para salir, nada del otro mundo porque en mi pueblo solo podíamos ir al nuevo parque que habían hecho, sentarnos, charlar y comer pipas mientras nos reíamos y tonteábamos con nuestros amigos. 

Mi abuela ya me lo repetía cada fin de semana, cuando me disponía a salir:
-Rosamari, a las 11:00 en casa, ni un minuto más ni un minuto menos y que no te vea yo con ningún niño, si no ya sabes lo que hay.

La verdad es que no, no lo sabía hasta que aquel día me retrasé cinco minutos (primer error en las reglas de mi abuela// No llegar tarde) 
Como ya os he comentado, nos sentábamos en el parque peleábamos, reíamos, hablábamos, tonteábamos, etc, con los niños. Por aquel entonces a mi me gustaba Migue y era "mi novio," (segundo error en las reglas de mi abuela// No estar con ningún niño.) Pero bueno como yo era toda una imprudente, osada, aventurera, etc, incumplí las dos normas, solo por estar más tiempo con el chico que me gustaba.

11:05 de la noche. Escondidos debajo de un árbol en el parque, para que nadie pudiera venos (alcahuetas en mi pueblo no las hay) Migue y yo nos disponíamos a darnos nuestro primer beso, (SHOW donde los haya, con deciros que jugábamos a pares o nones para ver quien daba el primer paso para besarnos...) de repente escucho a mis amigas:
-Rosamari, ¿esa mujer que viene bajando la cuesta, con las manos en la espalda y por la sombra que proyecta en el suelo diríamos que lleva una "¡¡¡¡¡cadena de perro!!!!!" en las manos, es tu abuela?
AFIRMATIVO. ¿Quién podría ser si no? La recuerdo perfectamente. Chaquetón azul marino acolchado sin mangas (creo que aun se lo sigue poniendo,) manos en la espalda por lo que le hacía una posición encorvada y misteriosa, gafas (que no se para que quería las gafas, porque si pudiera ver con ellas, me vería directamente a mi y no iría preguntando a cada una de mis amigas donde estaba yo,) y aquel objeto en sus manos, que como bien suponían mis amigas era una cadena de perro la cual movía con un sutil balanceo de un lado a otro.
A parte de preguntar a todas mis amigas por mi, la frase final que acabó destruyendo mi reputación fue:
"Como yo la vea con algún niño, le parto las "patas." Y ahí se quedó ella, más ancha que pancha.
Obviamente no dejé que me viera cerca de ningún niño y salí corriendo la cuesta arriba, avergonzada no... lo siguiente, mi abuela sin prisas ninguna me seguía por detrás, esa mujer disfrutaba con su hobby porque en una de las veces que me volteé para mirar por donde venía, pude verle una sonrisa en la cara (de satisfacción, diría yo)

Aquella noche no me cayó la del tigre, gracias a Dios, pero fue mucho peor la vergüenza que me hizo pasar.
Desde aquel día no recuerdo volver a casa tarde, por la cuenta que me tría.

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