sábado, 21 de abril de 2012

Las batallitas de Dulce II - "Porque la compré yo"

Esta mañana bien tempranito, un sábado por cierto, me he despertado a eso de las 7:30 de la mañana. Creo que es una costumbre que espero que me cambie nada más aterrizar en Sevilla, porque ya me diréis que hago a las 7:30 de la mañana despierta en España, en mi pueblo tengo la posibilidad de acompañar a mi madre al trabajo y tomarme un café en el Merino, después, morirme del asco.

Bueno, sucede que últimamente sueño mucho con las cosas que hago o pienso durante el día, y estos días he estado pensando en "las batallitas de Dulce." Esta noche rondó por mi cabeza una y os la voy a contar.

Tarde de verano, mi abuela había comprado una piscina de plástico de esas de ocho patas, vamos cuando eres chico la consideras una piscina olímpica y hasta puedes bucear en ella. Sentados en el patio de mi casa mi hermano y yo esperábamos a que nos pasara la digestión, porque nuestra abuela nos lo había dicho:
- Santiago, Rosamari os esperais a que os pase la digestión, como minimo dos horas y como yo os vea alrededor de la piscina la pincho, la vacío, la guardo y a pasar calor.
Como buenos niños que éramos esperamos las dos horas de la digestión, eso si preguntando cada cinco minutos si nos podíamos bañar ya, esto en momentos provocaba la ira en mi abuela que se encontraba "viendo" (lo pongo entre comillas, porque ella no ve la televisión, ni la escucha, se queda dormida con el peso de su cabeza en la mano derecha la cual le aguanta las gafas y estas quedan elevada por encima de su ojo derecho) la novela.
(El momento divertido)

Cuando ya parecía que habíamos hecho la digestión, que mi abuela había dado fin a la novela y que ya podíamos bañarnos, nos mandó a que llamáramos a mi primo Jesus y mi prima Mayte (ellos viven en la casa de arriba de nosotros) para que se bañaran y jugaran también.
Repito, como buenos y confiados niños que éramos, obedecemos a mi abuela.
Minutos mas tarde cuando bajamos a mi casa... ¿Qué nos encontramos? ¡Sorpresa! Aquella mujer se había apoderado de la piscina, había utilizado la excusa de "iros a llamar a vuestros primos" para meterse en la piscina. Usaba como traje de baño "la combinación", no si se sabéis que es esto, pero las personas mayores la usan como ropa interior, sexy por donde lo mires vaya, yo diría que es un picardía de los años 30. Estaba tumbada boca abajo, chapoteando, si, si chapoteando y sus palabras eran estas:
- Pero que buena está el agua, anda niños iros a jugar a calle.
¿¿¿¿¿¿¿¿A la calle????????, ¿¿¿¿¿¿¿a las cinco de la tarde en pleno agosto???????? Obviamente reclamamos un lugar en la piscina, ¿sus palabras?
- Ahora me estoy bañando yo, cuando termine os podréis bañar vosotros, porque esta piscina la he comprado yo.
Y allí tuvimos que esperar otro rato, incluyendo las dos horas de digestión.

Resultado final: Mi hermano acabó metido en una especie de biombo de plástico, que lo usaria todo el verano como su piscina particular y yo llorando, pataleando y tirándome de los pelos, (algo muy típico en mi cuando cogía una rabieta.)

1 comentario:

  1. juas tu abuela mas lista que el hambre jajajaja menuda anecdota mas buena.

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