lunes, 25 de junio de 2012

Las batallitas de Dulce X "A la lavadora y punto"

¿Cuántas veces habremos escuchado la frase: "a la lavadora y punto"? A mi sinceramente me da miedo.

Reyes del 2006. Como manda la tradición a primera hora de la mañana estoy en planta, aporreando las puertas de cada habitación de mi casa. Comenzamos abriendo los regalos, sorpresas y más sorpresa, después de mi casa toca la casa de la Tita Tere, allá que vamos todos como una exhalación. 
Ese día estaba ansiosa por subir a la casa de mi tía, porque días anteriores había dejado escrito en la lista (con letra inmensa.)
"QUIERO UNAS CONVERSE EN ROSA." Y.... ¡sorpresa! Allí estaban esperándome, no cabía en mi, me las probé, ande en pijama y con las Converse toda la mañana, hasta que me vestí y salí a la calle con ellas. Me encantaban, me las ponía todos los días, y además había escuchado que mientras más sucias y más rotas más molaban, y claro ya me conocéis, yo tengo que ir siempre a la moda.

Pasado ya unos meses las Converse estaban totalmente a la moda y yo super orgullosa de ellas. Un día cualquiera de la semana me dio por cambiar de zapatos, (maldita la hora) sabía que mi abuela lo estaba deseando, ansiaba el momento de ver las Converse solas en la habitación. Aquel día mi abuela las cogió por banda (me la estoy imaginando) "Esta niña, no se como puede ir con estos zapatos, que sucios, que feos, seguro que quiere que se las lave" y claro como ella no entendía "la moda actual" las metió en la lavadora.

Cuando llegué del instituto a mi casa, mi abuela me mostraba las Converse: "Ves Rosita, así quedan mejor, que las tenías hechas una mierda." Ya os podéis imaginar mi cara... Estaban relucientes, los cordones blancos compaginados con la suela impoluta hacían hasta destellos, y lo peor, el color rosa fucsia había desparecido, ahora lucían un rosa palo blanquecino, señal que las había lavado con lejía. No me quedó más remedio que resignarme y guardarlas en lo más profundo de mi armario, porque cada vez que las veía me entraba la pena.

Aun así, a pesar de las muchas catástrofes que ha hecho en mi armario, la sigo queriendo, porque es la más mejor de las abuelas.

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